Sunday, April 29, 2007

"Entre la lujuria y la pereza" (en la Facultad de Psicología UBA)

Pancha y Antonio fueron desalojados por la fuerza pública de la vieja casa de la calle Saavedra. Con unas pocas pertenencias que pudieron rescatar (un calentador a kerosene, un rosario, algunos platos, el mate, algo de ropa, saquitos de té, dos mantas...) vagaron por las calles de San Cristobal hasta llegar a Independencia y Urquiza. Allí, descubrieron que el auditorio de la Facultad de Psicología estaba abierto y sin nadie vigilando (el personal estaban de paro) de modo que se escurrieron entre los estudiantes -pasando absolutamente desapercibidos- y se quedaron a pasar la noche. Desde ese día, se han convertido en "ocupas" y allí viven. Dicen que la Decana se debate entre la obligación de expulsar a los intrusos y la simpatía que le despiertan.

Muy pronto, podrás visitarlos.

Entre la lujuria y la pereza es un típico exponente del teatro idiota.
Dirigida por Esteban Fagnani.
Interpretada por Juan Biscaichipy y Luis Avalos.
Texto de Luis Avalos y escenografía de Liliana Medela.

Saturday, April 21, 2007

Cuerpos iluminados


Insisto con lo específico del teatro. Con sus diferencias respecto de otros medios expresivos (audiovisuales) como el cine y la tv. Y sobre todo, insisto en su vigencia, en la necesidad de teatro.

En el teatro hay cuerpos iluminados encarnando palabras. El público los ve, los oye y lo que es más importante, los siente ahí, emocionados, tomados por eso que dicen (o callan).

Y hay algo más. Esos cuerpos miran al espectador. Cada uno se siente mirado en algún momento y eso es único.

El teatro, además, nos obliga a escuchar (en ese sentido, como dice Hannah Arendt, es el arte más cívico). Lo interesante es cuando eso que escuchamos en el teatro es diferente a lo que se escucha en la tv. O a lo que escuchamos (?) en el cine, subtitulado de por medio y lo que es peor aún, con la distracción lógica que provoca la imagen en primer plano.

Savater dice: "Oir poesía cansa porque nos incita a desconfiar de lo que oimos sin descanso."
La poesía en el teatro, puede provenir de pequeños hechos cotidianos, de palabras de uso común, puestas en un lugar que genera intranquilidad, incomodidad, y finalmente pone en peligro eso que llamamos "realidad".