En una puesta muy atractiva, que combina canciones en vivo, acertada coreagrafía y una sencilla pero muy eficaz puesta de luces, un relator nos va presentando la vida de un joven que deja la escuela y el fútbol (su pasión) al ser "tomado" por la marginalidad. En reslidad, sería más preciso decir que el muchacho en cuestión nunca ha sido rescatado de la marginalidad en la que siempre ha estado, excepto en esos pequeños momentos de la canchita de fútbol o la escuela. El texto se mete con varios temas, todos ellos entrelazados y difíciles de tratar: la explotación sexual de niños, la prostitución masculina, la marginalidad y el desamparo. Y una certada dirección da por resulado un trabajo interesante de ver y que invita a reflexionar.
La excusa de la obra es un caso real sucedido en Chile (el caso Spiniak), pero más allá de ese caso, el relato (muy bien llevado por Diego Ruiz cuya laboral se destaca en el elenco) va mostrando las condiciones de vida de los jóvenes que acceden al comercio sexual con clientes que en el fondo consideran "asquerosos" por un par de zapatillas o algún otro deseado objeto del mercado.
El texto por momentos se vuelve un tanto moralista y mezcla un poco temas diferentes, como explotación y corrupción sexual de niños y la prostitución. De todos modos el resultado es interesante ya que promueve la polémica e invita a no ser indiferentes.
Dramaturgia: Tomás Henríquez Murgas
Dirección: Pierre Sauré Costa
Elenco: Diego Ruiz, Diego Acuña, Freddy Araya, Claudia García, Mauricio Vaca, Bryan Vilches, Cristián Miranda, Matías Infante, Mauricio Suárez, Richard Lee, José Bernal, Francois Cea.
Música Original: Ángela Acuña
Coreografía: Daniela Riveros
Diseño Integral: Belén Abarza
Maqueta: Leonardo Cortés
Realización Escenografía: Guido Reyes
Diseño Gráfico: Stephanie Sauré
Audiovisual: Eduardo Bunster
Producción: Fabiola Neira
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